De nada sirve la meditación, si al salir de nuestra postura preferida entramos en la vorágine cotidiana y nos olvidamos del presente. Conseguir cierta relajación después de una clase de yoga puede ser beneficioso, pero si cuando salimos no comprendemos cómo manejar nuestras situaciones cotidianas, es lo mismo que nada. La meditación mindfulness, obtiene su verdadero potencial cuando entendemos que no consiste en una práctica esporádica, cuando entendemos que no es una técnica sino una manera de vincularse con la vida.
En esta entrada quiero contarte algunas recomendaciones para que puedas estar llevando tu mindfulness a tu experiencia cotidiana.
En este espacio nombramos meditación formal al espacio que nos hacemos para sentarnos en una posición determinada para poder focalizar nuestra mente. Llamamos también meditación informal a todas las actividades que podemos estar realizando mientras nos recordamos estar presentes.
En esta ocasión traigo 8 consejos para poder cultivar este estado de presencia cuando nos vinculamos con el día a día.
1- Hacer una cosa a la vez:
Está comprobado que el multitasking, es decir, el estar haciendo varias cosas a la vez, es contraproducente para el cerebro y para la efectividad. El cerebro no puede prestar atención a dos puntos simultaneamente, lo que hace en su lugar es alternar la atención entre un punto y el otro. De esta manera no sólo pierde efectividad sino que también dificulta el proceso de atención, agotándolo. Hacer una cosa a la vez es una excelente manera de empezar con nuestra meditación informal. Si estoy escribiendo, sólo escribo, no miro la tele mientras tanto. Si estoy lavando los platos, no estoy resolviendo las cuestiones laborales que dejé en suspenso, sólo estoy lavando los platos.
2- Hacerlo lenta y deliberadamente
Cuando estamos acelerados prestamos atención, de manera de no equivocarnos y poder terminar las cosas a tiempo. Sin embargo, al hacerlo estamos pendiente de dónde tenemos que llegar o adonde tenemos que ir. En este sentido nos relacionamos con la realidad como si esta fuera una autopista que une dos puntos, el de salida y el de llegada.
Es difícil entonces, poder prestar atención al momento presente o a lo que sea que esté sucediendo en este momento, si mi interés está en llegar a otro lado o a otro momento. Si estoy apresurado por terminar es probable que no pueda conectar en un estado mindful con el momento presente. Esto habitúa al cerebro a estar desconectado del presente y conectar con el deseo de llegar a otro lado, como si la satisfacción estuviera en otro lado.
Hacerlo lentamente y con intención entregándose por completo a la actividad y a lo que sucede le permite al cerebro estar en paz con lo que sucede y acostumbrarse a eso.
Si escucho música por ejemplo, porque no entregarme por completo a esa actividad, conectando completamente con ella, en vez de estar pensando en lo que queda por hacer o en otras canciones, por ejemplo.
3- Aprovechar los tiempos muertos.
¿Qué son los tiempos muertos? Me refiero con tiempos muertos a todos esos tiempos en donde no tengo ninguna actividad para hacer. Esperar en la cola del supermercado, o la cola del banco, viajar en colectivo o en tren. Esperar el turno médico, ir al baño, o también cuando estamos caminando de un lugar a otro. Habitualmente, en muchas de esas situaciones o nos ponemos a leer, a escuchar música con nuestros auriculares o, en muchas otras ocasiones, nos ponemos a pensar con nuestra mente errante, es decir, perdemos el control de la dirección de nuestros pensamientos.
La sugerencia es que en todos estos momentos aprovechemos para realizar respiraciones conscientes dirigiendo nuestra atención al momento presente y a lo que sea que esté sucediendo en ese momento. Es probable que si dirigimos nuestra atención al presente, comencemos a ver cosas que hasta ese momento no habíamos identificado. Un nuevo paisaje en mi habitual recorrido cotidiano, el rostro de otra persona que manifiesta molestia por tener que esperar en la cola del banco, o alguna sensación nueva en nuestro propio cuerpo. Llevar la atención a la respiración, al cuerpo o a lo que me rodea en los tiempos muertos es una de las aplicaciones que más me ha cautivado.
4- Comer conscientemente
La vida cotidiana nos lleva a sobrecargar nuestros días de actividades que muchas veces no son necesarias. El comer empieza a ser una actividad opcional frente a la abultada agenda. A veces nos damos quince minutos como mucho para poder comer y, literalmente deglutimos. Comer atolondradamente no sólo no es bueno para nuestro sistema digestivo, sino tampoco lo es para nuestra mente. El proceso de alimentación es uno de los tres más importantes de la vida junto al de respirar y beber líquidos. Es preciso que podamos darle tiempo y espacio a esa actividad. Las grandes ciudades, y los trabajos estresantes lograron, a lo largo del tiempo, que las personas no dediquen más que un ratito a su alimentación.
Comer conscientemente implica prestar plena atención al bocado que ingreso en mi boca. Es una experiencia maravillosa donde, muy probablemente, disfrute la comida mucho más. Lo rico se vuelve mucho más rico, y lo no tan rico se vuelve pasable. Además de saborear completamente, voy a lograr notar mi saciedad y así también evitaré comer de más. Hoy muchos planes para trabajar con la obesidad incluyen el mindful eating, comer conscientemente para poder saber cuándo parar.
5- Poner espacio entre las actividades.
Pasar de una actividad a otra sin tener un tiempo, un espacio entre cada actividad sobrecarga el lóbulo frontal en el cerebro; un pequeño espacio que se ocupa de prestar atención y de procesar la mayor cantidad de información proveniente del exterior. Cuando el lóbulo frontal se agota, nuestro cuerpo puede registrar mayores niveles de estrés. Es preciso poder tener pausas de aunque sea cinco minutos entre una actividad y otra. pausas donde no continúe funcionando como lo hacía mientras realizaba la actividad. Es decir, si estoy contestando mails durante una hora, en vez de continuar con la lectura de un libro o informes, puedo en cambio tomarme cinco minutos para escuchar una melodía con auriculares, o puedo usar quince minutos de estiramientos conscientes en una esterilla.
6- Hacer que la limpieza y cocinar se transforme en una meditación.
Las actividades cotidianas son las que solemos hacer en una especie de piloto automático sin prestar demasiada atención. Viajamos todos los días por las mismas calles, lavamos todos los días los platos, cocinamos y casi no tenemos ningún registro consciente de lo que estamos haciendo. La propuesta es dirigir toda nuestra atención a nuestra actividad, como si nunca lo hubieramos hecho. En realidad cada actividad que realicemos podemos transformarla en una meditación. Para ello, basta con entregarse completamente a ella, y estar presente al momento de hacerlo. Es imprescindible para esta actividad llevar nuestra atención a la actividad y evitar que se desvíe o al menos volverla a traer momento a momento.
7- Sonreír y servir a los demás
Si estoy dispuesto a habitar el presente, es conveniente que tenga una buena intención con el mismo. En las prácticas formales, sugiero elevar la comisura de los labios para poder observar cómo se siente internamente la sonrisa. Es una caricia poder sonreír con atención plena, por lo tanto si estás atento, sonríe y disfrutarás de tu momento. Otra gran actividad es servir a los demás. La humildad y la intención de estar abierto para el otro genera un estado único que da gusto poder vivenciar. Entonces, ¿por qué no llevar una sonrisa el resto del día?
8- Vive simplemente
En los cursos, se escucha la frase «no es fácil», también existe el mito de que meditar es algo difícil o imposible de hacer. Lo que hace que algo sea difícil es la exigencia, y la capacidad de la mente de generar pensamientos, interpretaciones y vueltas sobre las mismas cosas. La vida no es en si misma compleja, lo que complejiza la vida es nuestra interpretación, nuestros hábitos, nuestra cultura.
La propuesta Mindfulness es de volver a los orígenes, vivir las cosas como si fueran la primera vez. Estar presente sin juzgar. Vivir simplemente, en el momento presente con lo que sea que esté pasando. Por eso la última recomendación es a dejarte llevar… a vivir simplemente. Obviamente va a haber momentos difíciles o tristes pero no hace falta que los conservemos con nuestros pensamientos. Esos momentos también pasarán.
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Como siempre tan claro y didáctico, Rodolfo!!!! Gracias por difundir !!!!!! Lo comparto!!!!! Abrazo…
Gracias Miriam por comentar!