Boca, River y cómo evitar el dolor

Como evitar el dolor

El dolor de la derrota

Hace unos días, mi amigo Ricardo publicaba una reflexión en Facebook sobre la actitud de los hinchas de Boca frente a la derrota de la final de la copa Libertadores. Afirmaba que esto es una muestra de cómo viven todas las hinchadas sus traspiés futbolísticos. En vez de reconocer que el rival fue superior, recurren a estadísticas y momentos de gloria anteriores.
No logran transitar la derrota y el dolor concomitante y buscan en el pasado antiguos logros o eventos malogrados del rival. «Vos te fuiste a la B» o «Tenemos más libertadores que ustedes».
La dificultad de reconocer que el otro pudo haberlo hecho mejor, y la dificultad de transitar el dolor los lleva a buscar en glorias pasadas un aliciente.

Pero esto no le sucede sólo a los que viven el fútbol con pasión. Hay veces que también a los que no les interesa el fútbol, el presente nos trae momentos amargos, o vacíos; hay momentos donde nos acompaña sólo la soledad; momentos oscuros y dolorosos donde tal vez tengamos que transitar el duelo de una relación o de una persona.  Y en muchas de esas ocasiones también nuestra cabeza va a buscar momentos de gloria. Momentos donde estábamos mejor, donde vivíamos mejor, donde teníamos aún el amor anhelado o la palabra amable que nos ayudaba a transitar los días.
Otras veces nuestra cabeza en vez de viajar al pasado, a tiempos de gloria, lo que hace es proyectarse y encaminarse desesperadamente a proyectos nuevos para poder tapar y evitar el contacto con el dolor o con lo que sea que tengamos que transitar.

la experiencia en el consultorio

Esto se ve cotidianamente en el consultorio. Cómo a partir de situaciones de soledad las personas viajan y recuerdan. Extrañan estar en esa relación que se terminó, o anhelan la persona que falleció. Vienen a hablar de lo que recuerdan, de cómo les duele extrañar. Pero entiendo y sé que muchas veces no es el dolor de extrañar, sino la dificultad de conectar y transitar un presente donde perciben ausencias y vacío. Al mismo tiempo y por cuestiones hasta biológicas les es difícil percibir las presencias, valorar lo que sí tienen.


Su consciencia condicionada va a buscar presencias ausentes del pasado para tapar ausencias presentes.


También cuando se meten en mil proyectos y pretenden (a veces inconscientemente) no pensar en lo sucedido, no transitar la angustia y el enojo de que la realidad no se haya amoldado a sus deseos. En estas ocasiones vienen con motivación exagerada y estados de ansiedad. Corren para escapar de su propia sombra.

Es importante y necesario poder percibir nuestros propios deseos de que las cosas sucedan de tal o cual manera y luego ser capaces de soltarlos. La realidad no se ajusta siempre a nuestros deseos. La vida tiene sus caprichos y nadie se salva de eso. Por lo tanto cuando mis deseos no coinciden con el curso que la vida elige, es probable que la rechace, y busque en mi imaginación momentos pasados o futuros donde las cosas se asemejaban más al ideal que sostengo.
La vida no es ni buena ni mala, es. El curso tiene, tuvo y va a tener dolor y sufrimiento pero también un montón de cosas buenas, felicidad y amor.  Es agradable y desagradable y es preciso poder transitar todo. Lo que considero agradable y lo que considero desagradable.
Es importante poder generar los recursos necesarios para poder transitar los dolores de la vida en vez de ocultarlos o meterlos bajo la alfombra.

Aceptar el dolor

Cuando no somos o no nos sentimos capaces de transitar los tragos amargos, esto nos puede llevar a tener una actitud evitativa, esquiva. Esta actitud puede ser perjudicial para las relaciones pues muchas veces puede llevarnos a no ser empáticos con nuestra pareja, hijos o familia de origen. Evitando entrar en situaciones oscuras, en dolores internos. Caminamos como si estuviéramos conectados pero seguimos sembrando soledad. La falta de compasión puede venir de nuestros miedos a sentir dolor. La poca capacidad para reconocer nuestros errores, o para poder adoptar los puntos de visión de los demás también puede deberse al miedo.

Las disciplinas basadas en mindfulness tienen como objetivo principal la posibilidad de aceptar para desarrollar nuestra inteligencia emocional.


Aceptar el dolor y los tramos sinuosos y difíciles del camino. Cuando no evito conectar con la tristeza o la ira, voy generando maneras de transitar. Voy generando resiliencia en mi interior.


Para ello tengo que ser consciente de que lo más importante para poder aceptar no es que la realidad me muestre una imagen amable, sino que sea capaz de soltar mis propios deseos de cómo la realidad debe ser. Tan simple y tan difícil como eso.

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