
En la consulta psicológica muchas veces caemos en la cuenta que hay algunas cuestiones vinculadas con lo que se denomina autoestima que están presentes en muchas dificultades que transitamos en la vida.
La autoestima está relacionada, supuestamente, con la valoración que una persona tiene de sí misma.
Está definida como un sentimiento valorativo del conjunto de aspectos o rasgos corporales, mentales y espirituales. Dichos rasgos conforman la personalidad.
Se dice que alguien con buena autoestima va a ser capaz de tener un buen desarrollo académico y laboral. En cambio el deterioro de la autoestima afecta gravemente. Pero…. ¿es esto realmente así?
La autoestima y la valoración.
La valoración y los precios del mercado.
«Tenés que valorarte más» Esta frase podría estar presente en cualquier terapia o podría ser dicha con la mejor de las intenciones por un amigo a otro.
Cuando las personas se valoran presentan menos complicaciones emocionales. Cuando no se valoran, el miedo, la ansiedad, los altos niveles de frustración, la envidia y otros venenos mentales pueden presentarse trayendo malestar y sufrimiento psicológico.
En cambio cuando la persona presenta valoración en dosis demasiado altas, entonces es posible encontrar psicopatías o trastornos narcisistas. En los trastornos narcisistas las personas pueden no tener ninguna consideración por su semejante ya que sólo piensan en sí mismos.
Lograr la valoración exacta parece de gran dificultad. Si además agregamos que en cada aspecto de la vida una persona se valora más o menos entonces hablamos de complejidades cada vez mayores.
Cuando hablamos de valoración hablamos de la importancia que se le da a algo. Pero lo importante es entender que esa importancia es relativa. Algo vale más o menos que otra cosa. En un mercado se le llama valor al precio que se le da a algo y ese precio es en relación a la demanda, la oferta entre otros aspectos.
Por lo tanto, decirle a alguien que se valore es un equivalente de decirle que es importante. Pero también que tenga en consideración la relatividad de la importancia. Es decirle que se ponga un precio dentro de un mercado.
Desambiguación
No puedo imaginarme este tipo de análisis en la realidad. Al mirar a dos personas, cualquiera, no podría decir cuál vale más. Decir que alguien vale más o menos que otra persona es una falacia dramática. Nadie puede valer más que yo, pero tampoco nadie puede valer menos. Y si así fuera ¿por qué alguien vale más o menos? ¿Quién define el precio? ¿Quién es capaz de adjudicarse tal lugar de ser juez de la humanidad y decir que alguien vale más o menos?
Una y otra vez en el consultorio me encuentro con personas atrapadas en esta ficción. «Como tal persona no elige pasar su vida conmigo, o tal otra no me mira, entonces valgo menos»; «Si tengo un título universitario entonces valgo más». De todas las ficciones con las que vivimos esta me parece que genera un gran daño al ser humano y a la humanidad en su conjunto.
A partir de esta falacia creemos que un Argentino vale más que un Chileno (o viceversa), o que un judío vale más que un musulmán, etc.
Relacionarse con la vida, con la sociedad como si este fuera un mercado tiene estas graves consecuencias.
La autoestima no es valorarse
Si bien la palabra estimar se utiliza para «dar valor», es preciso entenderla en el mundo de la psicología, como sentir afecto o cariño. Se trata de la posibilidad de sentir amor por uno mismo. Es importante también entender las cualidades de ese amor. No es un amor condicionado, no tiene que ver con cuántos logros adquiero o con no equivocarme. Es un amor sin juicio y comprensivo.
La base de este amor es entendernos como seres humanos, limitados por nuestras experiencias y aprendizajes. Es comprender que, como todo ser humano, sufrimos. Entender que somos iguales al resto más allá de nuestra unicidad. No tiene que ver con comparaciones, ni con valer más, o valer menos. Tiene que ver con reconocerse parte de la vida en su conjunto.
La autoestima o el amor bondadoso hacia uno mismo, no pretende que yo me diga que soy más apto o menos apto, sino que no realice juicios por ser más o menos apto.
La valoración tiene que ver con el mercado, y por lo tanto es lógico que uno relacione la valoración con las aptitudes que tiene para participar de ese mercado. Es decir, yo puedo ser más idóneo o menos idóneo para una actividad y probablemente eso modifique mi valor en el mercado laboral. Pero de ninguna manera eso puede modificar el amor que tengo hacia mi persona (diríamos: «no hay nada que pueda modificar lo que valgo como persona»)
Si alguien decide acompañarme en mi vida, puedo sentirme bendecido. Si alguien no lo hace, puedo sentir pena. Pero de ninguna manera la acción del otro puede modificar mi valor como persona.
La autoestima como amor bondadoso
En definitiva no existe algo como «valor de persona», pensarlo de esa manera es el problema. El problema es la lógica misma de esa frase.
Me parece importante poder salirse de esa lógica, y de la lógica de la comparación para entendernos como iguales.
La psicología también debe deconstruirse para poder entenderse en un mundo cambiante. Es preciso poder salirse de los modelos mercantilistas que generan patologías. Tendencias capitalistas que valoran la meritocracia en vez de reconocer la vida en cada uno.
Si queremos sanar como personas debemos sanar como humanidad. Este es un buen primer paso. El amor bondadoso es la capacidad que tenemos de aceptar y mirar amorosamente a un otro, independientemente de nuestra mente crítica. Es poder vincularnos desde el corazón sin la intoxicación de las valoraciones. Mirarse de esta manera lejos de llevarnos a tener actitudes egoístas genera, en cambio, más compasión y unión.
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