Los diferentes tipos de manipuladores.

Manipuladores

El manipulador simpático

Tal vez el más habitual, es una persona que suele ser risueña, extrovertida, alegre y capaz de mostrarse atenta con los demás en determinados momentos. Es locuaz, habla mucho y bien; tiene, por lo tanto, facilidad para la palabra. Generalmente puede ser bien visto por los demás, querido por todos y considerado un modelo a seguir. Ofrece la imagen de alguien satisfecho de sí mismo y puede llegar a ocupar buenos puestos laborales.
Los manipuladores simpáticos pueden ser de dos tipos. Están los que desatan su actitud de chantaje emocional puertas adentro, siendo una cosa fuera de la casa y una totalmente diferente dentro de ella, y está el simpático que logra conseguir sus metas y objetivos generando simpatía con sus pares y manipulándolos de tal manera que ni cuenta se dan.

El pez de la foto, imita al de la otra especie y cuando entran en simpatía, el falso limpiador se aprovecha y desgarrando sus aletas se alimenta de él.
Para generar simpatía suele haber una actitud de similitud, física o en los movimientos, el manipulador suele usar estas actitudes para caer bien. El halago medido y justo, la familiaridad y las asociaciones positivas logran que uno entre en confianza rápidamente
Es muy difícil desenmascarar a un manipulador simpático, sólo el trato a largo plazo, cuando uno va viendo sus contradicciones, o va percibiendo que no tiene ningún interés real en nosotros, sino que simplemente lo que motiva su simpatía es el beneficio propio, recién ahí uno puede empezar a sospechar de que no sea tan sólo una persona simpática. Pero si la persona que no es manipuladora se relaciona con este, y es sumisa, condescendiente para con este, entonces es probable que nunca se de cuenta de la actitud manipuladora del otro.
Suelen tener amigos de poco tiempo, van cambiando de amistades debido a su facilidad. Pero su actitud mentirosa no permite demasiado acercamiento, porque al hacerlo se puede desenmascarar. Al principio puede ser muy servicial y de muy buen humor, pero ud. verá como en diferentes ambientes su «humor» va cambiando.

El manipulador seductor

Casi siempre dotado de un físico atractivo, tiene lo que suele llamarse como «encanto». Es coqueto y suele utilizar todas la ornamentación para realzar su figura. La ropa, el perfume, los adornos, y su prolijidad para vestirse y moverse son característicos. Suele ser una persona que mira a los ojos, que tiene cierta osadía para preguntar, y habilidad para desviar preguntas intimidantes, convirtiendose en un ser misterioso. Suele ser halagador.
Pueden ser muy inteligentes y serviciales, admirados y adulados. Suele jugar a dos bandas según sus deseos y necesidades.
Se vincula mejor personalmente que en grupos, a diferencia del simpático, su afán es caerle bien a una persona en particular y no al grupo entero. Trabaja más de uno en uno. No necesita imitar a los demás, sino que condiciona sus interacciones con una dosis de misterio, hedonismo, narcisismo, servilismo y adulación. Cae excelente a los padres de su pareja, y si esta tiene una amiga, seguro que también. Sin embargo sus intenciones suelen ser aprovecharse de este buen agrado que todos le tienen.
Se hace desear, y sabe cómo incentivar al otro.
Cuando hablamos de una manipulación en la pareja, podemos decir que este es capaz de hacer pasar una noche de novela a su mujer, endulzarle los oídos y hacerla sentir una reina, pero tan pronto consiga lo que quiere puede llegar a despreciarla y ser totalmente indiferente.
A menudo lo que dificulta a las mujeres que sostienen estos vínculos a cortarlos, es que siguen embelezadas por los «buenos momentos».

El manipulador culto

El manipulador culto se muestra sutilmente despreciativo con quienes no poseen los mismos conocimientos que él. Le asombra la ignorancia sobre temas complejos que pocas personas dominan y se expresa como si todo fuera evidente. Si sabe de lo que habla suele monopolizar la palabra, haciendo una exhibición de sabiduría, siempre y cuando haya público escuchándolo. Si alguien lo desafía usará artimañas comunicativas para dejar en falso a su contrincante, o en caso de que sepa mucho menos que el rival, escapará del tema, cambiando y tergiversando las cosas.
La principal característica es que seguramente al compartir un tiempo con él, empezará a sentir que usted no es inteligente, que no sabe nada y que dificilmente pueda decir algo interesante. De esta manera él quedará muy por encima de usted. Para este fin, los títulos, la profesión, la edad, la experiencia pueden ser excelentes opciones.
La impresión de que el otro «sabe», que es una autoridad en el tema, nos lleva a no poner en duda lo que ellos dicen. Una acepción que Milgram, profesor de psicología de la Universidad de Nueva York en la década del sesenta, admitió con el nombre de «deferencia hacia la autoridad».
Ser una «autoridad» en el tema sobre el que se trata puede colocar a la persona en un lugar de poder. En ese lugar las situaciones de manipulación pueden ser frecuentes.

El manipulador dictador

Por lo general, el dictador es un manipulador más fácil de detectar. Sus críticas, ataques y comportamientos suelen ser más violentos. Cuando necesita favores puede utilizar la adulación pero por regla general, no hace cumplidos. Puede ser desagradable, agresivo y autoritario. Su entorno le teme y gracias a este miedo puede obtener lo que exige. La gente puede catalogarlo como de carácter fuerte, o difícil de tratar, y no piensa necesariamente en sus actitudes como de manipulador.
El manipulador dictador puede ser perverso y también consciente de su exigencia y de su autoridad soberana, lo cual no le molesta en el plano moral.
Suele tener objetivos bien claros y ser poco afectivo, poco apegado. Sumamente controlado, voluntarioso y obcecado, no le interesa los sentimientos de los demás, ni los propios. Sus principios son los que tienen que regir tanto en su familia como en su lugar de trabajo. Como todo manipulador, sus «verdades» sólo se les aplica a sí mismo hasta cierto punto. Nada le impedirá acusarle a usted de inhumano o egoísta si no está pendiente de él cuando cae enfermo o sufre un revés.
Puede utilizar el dar regalos o ayudas económicas como maneras de generar una deuda simbólica entre él y los demás.
Si bien es fácil reconocerlo, generalmente su comportamiento es tomado como de mal carácter pero no como de manipulador.


Material de referencia: Los manipuladores de Nazare- Aga

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