Sin duda uno de los temas más controversiales y más complicados de trabajar, teniendo en cuenta que para aproximarse al mindfulness o a cualquiera de estas prácticas de meditación es necesario hacerlo desde la no búsqueda.
¿Charlatanería o realidad?
Esta pregunta no tiene una respuesta fácil. Hay quienes esperan que la ciencia confirme algo con sus métodos de observación y de estudio para poder decir que esté sí es un método útil y que logra lo que dice lograr, y hay otros que utilizan otros métodos de confirmación.
Hace cinco mil años, en oriente, la práctica de la meditación vipassana (hay una íntima relación entre mindfulness y vipassana), fue considerada una de las maneras de lograr trascender el sufrimiento. Supuestamente fue el buda Siddartha Gautama quien logró, no sólo llegar al nirvana, a la iluminación, sino también describir un montón de otros procesos físicos y psicológicos que, aún hoy, se siguen estudiando.
Hace más de cuarenta años, Krishnamurti y el físico cuántico David Bohm hablaban sobre cómo la atención, la observación podía, literalmente, modificar la estructura cerebral. Aún antes de cualquier estudio científico. Es decir antes de hacer la prueba con miles de personas.
Ni el buda, ni Jiddu Krishnamurti, ni tampoco los lamas y otros seres que están vinculados con esta manera de vincularse con la vida, necesitaron prueba científica alguna, ya que lo que utilizaron fue la pureza y el desarrollo de la percepción interna. Fueron capaces de darse cuenta de los profundos cambios que se realizaban internamente y también de entender que esto era algo que se podía replicar.
Sin embargo, para el lego, para el que comienza, este no es un factor claro ni seguro. Al conocer una persona, un gurú, no sé si me estoy encontrando con un buda, o con un farsante que dice que pasan cosas en su cabeza, que realmente nunca experimentó. Por lo tanto, como en todas las disciplinas hay un riesgo de encontrarse con personas que no son las adecuadas.
La ciencia, desde hace cuarenta años, está desarrollando cantidad de estudios, observaciones y análisis, logrando determinar una serie de consecuencias muy específicas, ya sea dentro de los aspectos psicológicos como de los aspectos físicos y biológicos. Estos estudios despersonalizan la práctica y pretenden desarrollarlo en una técnica con el peligro que esto conlleva, pero también con la ventaja que esto conlleva.
La ciencia hoy comprueba lo que chinos e indios afirmaban hace miles de años. A su tiempo, está siendo cada vez más claro, cuáles son las ventajas y también cómo es que se producen los efectos.
Pero también cinco mil años de experiencias, nos permiten comprender que la meditación no es la búsqueda de la iluminación, o la búsqueda de los beneficios. Es una manera de ser y de estar en la vida. Una ética basada en la observación. Es por eso, que también hay desarrollos y aplicaciones que deforman la práctica, llevándola a tomarla como un modo de hacer en vez de un modo de ser.