Pandemia del orto

Pandemia del Orto

Esta pandemia del orto me tiene harto… No sólo el sentirme amenazado por algo tan pequeño. También me tiene harto el que mi vieja no pueda ver a mi hijo, el aislamiento físico y emocional (por más que lo entienda y respete) y sobre todo me tiene harto la información mal dada, el poco análisis, y la incoherencia.

No soy virólogo, ni un bio- estadista. No sé quién está detrás de la pandemia o si el virus fue generado en un laboratorio. Tengo tanta incertidumbre de cómo va a seguir la vida después de esto como la mayoría.
Pero me gusta pensar, cuestionar y cuestionarme. Y los datos que se difunden no sólo tienen falencias, sino que además generan escenarios negros. Probablemente muchas de mis consideraciones sean erradas, pero es sólo mi opinión.
Empecemos a cuestionar entonces.

Los laboratorios y la OMS

Desde hace unos 20 años que vengo escuchando que los laboratorios son la mayor mafia del mundo. En ese entonces tuve la oportunidad de escuchar al Dr. Floreal Ferrara, médico sanitarista que los denunciaba, sin pelos en la lengua. Se sabía que financiaban estudios para que se publicaran los resultados que ellos necesitaban. Presionaban corporaciones y hasta a los gobiernos y premiaban económicamente a los oncólogos que detectan mayor cantidad de casos de cáncer, entre muchas otras cosas. En sí, manejaban el tema de la salud como un negocio frío y mercantilista.

Por otro lado es evidente, que en estos últimos 30 años la cantidad de farmacias aumentaron exponencialmente (al menos en Capital Federal). Si mirás la televisión, vas a ver que en un comercial de 8 o 9 pautas comerciales, 6 o 7 son de medicamentos. Y un porcentaje casi absurdo de personas toman algún medicamento para poder vivir.

A mí me da a pensar que los laboratorios están más interesados en sus ventas que en promover estados saludables.

Estos organismos están apoyados, entre otras instituciones, por la Organización Mundial de la Salud. La OMS está financiada por los Rockefeller (esto es fácil de comprobar) y por los Gates. Los primeros, entre otras cosas, han vendido armas a distintos países del mundo (por ejemplo vendieron armas a los Afganos en la guerra Ruso-Afgana) y promovieron guerras en distintos focos del planeta. Los segundos hicieron gran parte de su dinero generando virus informáticos y vendiendo antivirus.

La OMS, entre muchas acciones debatibles, en los años 50 realizó una advertencia. Informó que las madres enfermaban a sus bebés al darle la teta. Al parecer le transmitían víruses y bacterias que permanecían en la areola del pezón. La salvación, según ellos, fue el ingreso en el mercado de la leche de fórmula Nestlé. Alimentar con biberón y leche de fórmula terminó siendo un hábito difícil de sacar. Aún sabiendo, hoy en día, lo errado de esas premisas.

Sí… Es difícil confiar en la OMS… pero no caigamos en la falacia ad hominem y observemos qué es lo que dicen actualmente.

La pandemia del Coronavirus

La epidemiología

Hablemos del Coronavirus y la pandemia del orto. Todos conocemos medianamente este nuevo virus. Surgió hace poco más de 4 meses y ya hay muchísimos muertos en todo el mundo. Medio millón de casos confirmados en américa latina y mucho, pero mucho miedo. Es la primera vez que tenemos el minuto a minuto de una enfermedad.

Hasta hace poco, muchas personas no conocían la palabra epidemiología. Sin embargo hoy todos hablan del tema como expertos.
Para tener un buen análisis epidemiológico, hace falta mucho tiempo. Entre 2 y 5 años. Sin embargo en esta situación las medidas tuvieron que tomarse al mes. Y se actuó como se pudo, con errores, con gravísimos errores.
Unos meses después, es momento de razonar y no seguir dando directrices que se cambian dos semanas después. Es momento de difundir con coherencia.

Basta ver cómo hablaron del barbijo en un principio y cómo lo hicieron después. O lo que pasó con los niños, que al inicio eran un foco dramático de contagio, obligando a permanecer a todos encerrados y totalmente aislados, y después dijeron que eran el grupo de menor riesgo y que casi no contagiaban.
Esos niños hoy están transitando graves problemas de ansiedad, depresión y muchas otras cosas, por no poder salir a jugar, a correr y por no poder ver a su familia.

Para no ir mucho más allá, ayer veía una nota que decía que no podían confirmar que una persona pudiese enfermar por estar en contacto con un objeto en dónde esté el virus. Igual cuídense y lavensé las manos (eso sí está comprobado) y desinfecten absolutamente todo… pero, bueno, no sabemos si sirve para algo, y lo hacemos por las dudas.

Las estadísticas

Si analizamos las estadísticas, podemos ver que estuvieron mal tomadas desde el principio.

El índice de mortalidad empezó a tomarse en base a los casos confirmados. Y los casos confirmados eran aquellos que llegaban a un hospital. En esas circunstancias (sin controles ni testeos masivos), se llegó a la conclusión, en un inicio de que la mortalidad era del 5%.
Cuando más adelante empezaron a hacerse más estudios, siguiendo los realizados en Stanford y también en Universidades de Holanda, pudieron referir que la mortalidad era mucho menor. Encontraron muchos casos positivos que al no mostrar ningún síntoma no se acercaban a los hospitales ni a ningún control. Ellos establecieron que la mortalidad entonces, era del 1%. Hoy se cree, en algunos círculos que es del 0,7%

De ese número tenemos que considerar las edades de las personas que fallecen. Para establecer un índice de mortalidad apropiado deberíamos hacerlo por rango etario.

Aún así repetimos estadísticas sin entender mucho. Siguiendo los datos oficiales y las presunciones, se dice que el 70% de la población va a contagiarse. Si se contagia el 70% y se muere el 5% de ese número, estaríamos esperando una mortandad de 1.4 millones de personas. Sin embargo, las estimaciones son de alrededor de los 30 mil personas. Masomenos lo mismo que muere por la influenza y la neumonía por año.
Esto quiere decir que algo en la difusión de los números estadísticos también es falaz. Ese error a la hora de transmitir no es casual. Y que no haya una consideración o aclaración cuando se transmite es una negligencia absurda.

Los fallecidos

Pero lo cierto es que hay muchos fallecidos por covid.

Sin embargo también podemos pensar. Si una persona tiene 105 años, diabetes, colesterol, hipertensión y se enferma de covid y muere… decir que murió de covid es relativo. Esa persona podría haber muerto de un catarro, de un susto, de influenza o de cualquier otra cosa. Si voy caminando por la cornisa y el viento me tira, ¿puedo decir que fue el viento el que provocó mi muerte? ¿O tengo que apelar a que tal vez el hecho de caminar por la cornisa tuvo mucho que ver? Establecer la causa de muerte puede ser engañoso.

El promedio de edad de fallecidos por el Covid, en Argentina es de 76 años. La esperanza de vida en Argentina es de 76 años. No pretendo negar la cantidad de muertes, pero sí cuestionar y razonar.
¿Cuál es el porcentaje de infectados y fallecidos menores de 40 años? ¿cuantos menores de 30 años? y si es tan contagioso, ¿cuántos menores de 10 años tienen la enfermedad y cuántos mueren? Utilizar estadísticas es una arma de doble filo, porque según dónde me coloque al observar los datos voy a mostrar un panorama u otro distinto. Si consideramos las personas de 40 años contagiadas con el virus (que son la mayoría) y los muertos de esa edad, tendremos un índice de mortalidad mucho más bajo.

Hay muchísimos muertos, y no lo niego. Pero no repitamos cosas sin pensarlas y mirarlas de todos los lados posibles.

Por otro lado, el otro día hablaba con una paciente que conocía a tres ancianos que murieron. No de coronavirus, sino de paro cardíaco.
El miedo que se generó con el minuto a minuto de esta pandemia del orto, con el clima emocional de fin del mundo, con el aislamiento y la falta de contención, está llevando a que las personas tengan otro tipo de patologías. Muchos murieron por no ir a atenderse, por el miedo a enfermarse de Covid.

No cuestiono la medida del confinamiento, pues entiendo que es una emergencia sanitaria y se realiza con la finalidad de no saturar el sistema. Pero la debacle económica, la depresión y el miedo genera personas débiles y propensos a distintas enfermedades.

Esta es otra de las dramáticas consecuencias de cómo se está manejando la situación. Y también hay que pensarlo.

Los sistemas de salud

Y acá quiero llegar al último punto. Porque lo que sucede es que el covid es muy contagioso., y un 20% de 28 millones de contagiados es demasiada gente para poder atenderse en nuestro precario sistema de salud. Saturaría el sistema y se iría todo a la mierda.

Lo sé.

Fue eso lo que me motivo a escribir este texto.

Lo que más bronca me da de esta pandemia del orto, es que sigamos pensando que veníamos haciendo las cosas bien y que más de lo mismo va a generar algún cambio.

Los datos oficiales dicen que el 80% transita bien la enfermedad (seguro son muchos más). Preguntémonos entonces, ¿por qué?. Ahí tenemos que poner nuestra atención. Obviamente ya se está haciendo, y se sabe que es porque tienen un sistema inmunológico más fuerte.

Pero no sólo eso. Entender que el 5% muere por la comorbilidad de enfermedades como diabetes, obesidad o hipertensión, es entender que ese porcentaje muere por malos hábitos. Sedentarismo, exigencia, estrés, falta de oxigenación, mala alimentación, falta de vitaminas esenciales, etc.

Pero no podemos culpar a las personas por tener un sistema autoinmune pobre. Es necesario mirar más allá.

Hay que entender que todo el sistema económico y social promueve eso.

El sistema sanitario sólo apuntala a las personas cuando, agotadas por el estilo de vida, caen en un hospital. Al hacerlo, cuando la persona ya puede trabajar (recobró su equilibrio) lo mandan de vuelta al trabajo.
«Que siga la explotación, porque hay que consumir«.

Pero este no es un tema de los médicos. Va más allá aún. Todo el sistema se sostiene a partir del consumo excesivo, y para sostener dicho consumo necesitamos exigirnos hasta la extenuación. Generando estrés oxidativo alteraciones orgánicas y patologías mentales.

Conclusión

“Estar bien adaptado a una sociedad enferma no es una medida de salud válida”. Jiddu Krishnamurti

Este sistema de consumo y de explotación de los recursos naturales esta colapsando. El capitalismo con sus mecanismos de producción pero también con sus mecanismos de formación de subjetividad, está llevando a la humanidad a su extinción. El planeta tierra está re ubicando al ser humano, dándole la posibilidad de recapacitar y cambiar su manera de habitar esta tierra. Pero lamentablemente no veo que estemos entendiendo este mensaje.

Es necesario que nos replanteemos nuestra manera de vivir. Cambiar nuestros hábitos. Estamos destruyendo el mundo, y estamos destruyendo nuestros cuerpos. Es preciso cambiar la relación que tenemos con la alimentación, con el consumo y con nuestros cuerpos.

Promover la salud es cambiar el paradigma. No es apuntalar con una medicación, sino enseñar a vivir de otra forma. Es fomentar no sólo la prevención sino la promoción de salud. Hacer higiene es educar sobre la virtud de lo saludable.

No se trata de curar la enfermedad, la patología o el virus. Es fomentar la salud en todas sus dimensiones. Que puedas estar generando estados más saludables en tu día a día. Se trata de desarrollar salud.

No se trata de cazar virus, sino desarrollar sistemas inmunológicos potentes. Pero para eso también tiene que cambiar la economía y la forma de vivir.

El covid viene a desmontar un sistema económico que viene consumiendo el mundo y viene generando cuerpos cada vez más enfermos. Alejándonos de nuestra naturaleza. Viene a denunciar que todo el sistema sanitario tiene una falla constitutiva enorme. Que si se trata la enfermedad en vez de potenciar la salud, nos vamos a encontrar cada vez más con saturaciones del sistema.
Creer que el sistema se satura con el covid, porque este es mortal es una falacia.

Aún recuerdo cuando en el 2011 llevé a mi viejo en pleno accidente cerebrovascular y no encontraban una cama dónde ubicarlo. Casi muere en la sala de espera…
El sistema estaba colapsado desde antes. No sólo por la falta de presupuesto, sino porque se pretender abordar lo inabordable.

Es necesario cambiar nosotros. Cada uno de nosotros. Modificar nuestros hábitos. Ser más responsables con el planeta tierra. Necesitamos cambiar nuestra conciencia. Cada uno y todos juntos…

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