
La ansiedad es el mal más escuchado de nuestros días.
Una de cada tres personas sufre de algún trastorno de ansiedad.
Pero… ¿qué es la ansiedad? Hablamos del tema sin saber qué es o por qué sucede, sin saber cómo se manifiesta y para qué.
En la siguiente entrada te voy a contar qué es realmente la ansiedad, cómo se manifiesta fisiologicamente y cuáles son los síntomas principales.
¿Qué es la ansiedad?
La palabra ansiedad viene del latín anxietas cualidad del adjetivo anxius y a su vez se relaciona con el verbo angere que quiere decir estrechar, oprimir. Todo parece remitir a una raíz indoeuropea angh que significa estrecho o doloroso.
Básicamente podríamos decir que la ansiedad es un mecanismo de defensa. Es una respuesta anticipatoria e involuntaria ante algo que puede estar sucediendo en el ambiente o sólo en los pensamientos. Generalmente al percibir algo amenazante, sea real o imaginario, concreto o sólo producto de la imaginación, la persona reacciona psicológica y somáticamente.
En una medida moderada, la ansiedad es adaptativa, nos sirve para poder adaptarnos a un mundo desafiante. Nos lleva a adoptar una postura de ataque, defensa o huida frente a lo que sea que esté sucediendo. En este sentido la ansiedad es positiva para el ser humano.
Sin embargo hay momentos en donde esa ansiedad sale de las medidas normales. A veces esto es debido a las circunstancias que la persona está viviendo (una persona que está transitando una guerra, por ejemplo) y otras veces esto se debe a cuestiones meramente psicológicas, como podría ser las distorsiones cognitivas (una persona que imagina que le va a ir mal en un examen, sin verdaderas pruebas).
¿Qué es lo que sucede en el cuerpo?
En el cerebro
Lo primero que hay que pensar para entender cómo funciona el cerebro, es que el cerebro está perfectamente adaptado a la era paleolítica pero no tan bien adaptado a la era posmoderna.
Cuando el peligro es real y concreto, la respuesta del organismo suele ser efectiva. Pero hoy por hoy los conflictos que encontramos como amenazantes a nuestra vida no son necesariamente reales y concretos sino simbólicos. El peligro hoy es que nos echen del trabajo, una posible crisis económica, una enfermedad endémica, o que nos engañe nuestra pareja.
Para ser más claros, podríamos decir que en primer lugar la persona percibe un peligro. Esta percepción puede ser de algo real, es decir, puede que perciba algo concreto del exterior, como puede ser un peligroso animal que pretende atacarle; o puede ser imaginario, es decir puede que sea una interpretación que la persona hace de la situación que está viviendo (por ejemplo, un empleado ve a su jefe con mala cara e imagina que le quiere echar del trabajo).
Una vez que se percibe el peligro, la amígdala (el centro emocional del cerebro) reacciona rápidamente y manda una señal a la hipófisis que a su vez envía un transmisor a las glándulas suprarenales. Desde ahí se segrega cantidades de adrenalina y noradrenalina que van a activar todo el sistema simpático. De esta manera se activa una alarma en todo el organismo que prepara a la persona para afrontar lo que sea que esté sucediendo.
En el cuerpo
La adrenalina y la noradrenalina van a activar el sistema simpático generando toda una serie de modificaciones corporales. Obviamente depende del grado de la alteración, pero básicamente estos son los cambios que pueden producirse en el cuerpo:
* Incremento en el ritmo cardíaco Esto es vital para la preparación para la actividad ya que ayuda a aumentar la velocidad del flujo sanguíneo y mejora de este modo el reparto de oxígeno a los tejidos y la eliminación de productos de desecho de los tejidos. Esta es la razón por la que es típico sentir que el corazón late a ritmo acelerado o que late con fuerza durante los periodos de elevada ansiedad o pánico. Además de la mayor actividad en el corazón, también hay un cambio en el flujo sanguíneo. Básicamente, la sangre es retirada de los sitios donde no se necesita (mediante un estrechamiento de los vasos sanguíneos) y dirigida hacia los sitios donde se necesita más (mediante una dilatación de los vasos sanguíneos). Por ejemplo, la sangre se retira de la piel y de los dedos de las manos y pies. Esto es útil porque si el organismo es atacado y sufre un corte, es menos probable que se desangre hasta morir. Por eso, durante la ansiedad la piel se ve pálida y está fría y los dedos se vuelven fríos y algunas veces experimentan entumecimiento y hormigueo. Además, la sangre se dirige a los grandes músculos como los muslos y los bíceps, lo que ayuda a que el cuerpo se prepare para la acción.
Muchas veces se puede sentir la necesidad de caminar, de correr o de irse de donde uno está.
- Incremento en el oxígeno El oxígeno se incrementa a partir de la hiperventilación y se dirige a músculos y tejidos. Esto viene acompañado de sensaciones de ahogo o dolores en el pecho.
Al mismo tiempo, por esta derivación del oxígeno, es probable que la irrigación de sangre hacia la cabeza disminuya. Aunque esto es inofensivo, las sensaciones que acompañan este proceso son mareos, sensación de confusión o de no estar conectado con la realidad.
También se activan las glándulas sudoríparas y se incrementa la sudoración. Esta es una respuesta antiquisima del organismo que pretende tener la piel resbaladiza para escapar de los predadores.
Otros efectos que se suceden a partir de la activación que la adrenalina y la noradrenalina producen, que son inofensivos, pero muy molestos son:
- Las pupilas se dilatan para dejar entrar más luz y estar atento al peligro.
- Los músculos retienen sangre y producen contracturas.
- Disminuye la salivación y hay menor actividad en el sistema digestivo ya que es preciso ocuparse del depredador. Esto puede producir úlceras, gastritis, estreñimiento, y dolores de barriga.
- Se activa todo el metabolismo corporal por lo tanto aumenta la temperatura corporal. Se utiliza mucha energía y es probable que después la persona quede agotada.
Reflexión Final
Tal vez en algún momento viviste algunos de estos síntomas o todos juntos. Cuando uno vive un trastorno de ansiedad puede que esté activando continuamente el sistema nervioso como en el trastorno de ansiedad generalizada. También puede que lo active intensamente como cuando se despliega un ataque de pánico.
Si tenés dudas de estar transitando un trastorno de ansiedad lo mejor que podés hacer es visitar a un médico o a un psicólogo para que puedan realizar un diagnóstico diferencial.
Para poder disminuir la ansiedad es preciso poder activar el sistema nervioso parasimpático que desactivará la respuesta de lucha o huida o encontrar maneras de descargar las cantidades de adrenalina que genera el organismo, mediante el ejercicio físico por ejemplo. El sistema nervioso tiene un proceso de autoregulación. Así como se activa, llega a un límite y luego se desactiva. Este proceso si bien es autónomo uno puede modificarlo a través de la activación de cierto tipo de respiración.
Cuando uno se deja llevar demasiado por sus pensamientos negativos también está alterando esa autonomía del sistema nervioso, alterándolo constantemente. Es preciso trabajar en la conciencia de estos procesos a fin de poder transitar las situaciones que generan ansiedad de una manera diferente.
Más adelante escribiremos algunas entradas hablando de los diferentes tipos de trastornos de ansiedad y de cómo el mindfulness puede ser una excelente herramienta para poder transitar los estados de ansiedad y progresivamente ir disminuyéndola.
Excelente!!!
Muchas gracias Sr por tomarse el tiempo de comentar!
Pingback: Los trastornos de ansiedad. Causas y tratamientos
Pingback: Cómo aumentar la autoestima Rodolfo Falcón