¿Qué es la ecuanimidad y cómo puede ayudarnos en la vida?

Ecuanimidad. piedras en equilibrio

En la mayoría de los cursos de Mindfulness el desarrollo de la ecuanimidad es de gran importancia. La práctica del mindfulness promueve la posibilidad de lograr una estabilidad psicológica capaz de transitar situaciones difíciles.

En esta entrada quiero contarte la definición del término y de qué manera abordarlo, desarrollarlo y aplicarlo a la vida.

Definición e historia de la ecuanimidad

Un cuento

Cierto cuento relata que un Rey se propuso dar un ostentoso premio al artista capaz de representar «la paz». Muchos artistas se anotaron y realizaron hermosas pinturas de paisajes llenos de montañas y valles; ríos bañados por la luz de un atardecer y hermosos árboles verdes.
De entre todos los cuadros, el rey eligió el menos esperado. Sorprendiendo al jurado eligió un cuadro que representaba una fuerte tormenta en las laderas de una montaña.

El jurado no entendía la razón de elegir una tormenta para representar la paz, hasta que el rey les mostró algo de lo que no se habían percatado.
Fijándose bien, el rey vio, detrás del salto de agua, un pequeño arbusto que crecía en una grieta de la roca. En el arbusto un pequeño pájaro había construido su nido. Allí, en medio del estruendo del agua, estaba la madre pájaro en su nido, en una paz perfecta, ajenos al ruido.

Paz no significa estar en un lugar sin conflictos, donde no haya ruido, problemas o trabajo duro. Paz es permanecer serenos a pesar de que a tu alrededor todo sean adversidades.

Definición

La palabra «ecuanimidad» viene del latín aequaminitas y significa «imparcialidad, neutralidad». Sus componentes léxicos son: aequa (igual), anima (ánimo), más el sufijo -dad (cualidad).
Se denomina como ecuanimidad al estado mental de una persona capaz de reflejar equilibrio, estabilidad y neutralidad emocional aún estando en medio de una tormenta.
Las personas que se caracterizan por su ecuanimidad ante sus actividades diarias y vida personal, se consideran como individuos estables y constantes emocionalmente, así como, capaces de tomar decisiones correctas y asertivas ante diversas situaciones.

La ecuanimidad en Occidente

En occidente se ha entendido a la ecuanimidad como neutralidad. Los griegos desarrollaron modelos filosóficos como el estoicismo o los epicúreos que proponían la ataraxia o apatheia.
Estos desarrollos implicaban, por ejemplo, la disminución de las pasiones para no ser gobernados por las emociones. Proponía que la persona no debía alterarse ni dejarse llevar por sus estados emocionales. De esta manera podían llegar a estados de verdadera felicidad.
También los estoicos priorizaban el uso de la razón y la conexión con el logos y la naturaleza pudiendo discernir qué cosas dependían de ellos y qué de la naturaleza.
De esta manera para lograr la ataraxia, además de discernir esas cosas con claridad también era preciso no temer a la muerte ni a los dioses y no quejarse por las inclemencias del devenir.

La ecuanimidad en Oriente

Varias religiones de las llamadas dhármicas hablaron de la ecuanimidad como un valor y una virtud a cultivar. En el hinduismo el concepto de ecuanimidad refiere a estar en consciencia pura, más allá del ego y del mundo físico que son impermanentes. Cuando no hay distracción en los pensamientos hay ecuanimidad. Uno disuelve la dualidad y se ve unido al todo.

En el budismo ecuanimidad se relaciona con el concepto de upekkha. Esta es una cualidad ética que no debe ser confundida con la ausencia de emoción o con la indiferencia. Tiene que ver con la imparcialidad pero no desde la imposición. No se trata de que uno se obligue a no sentir, o a no ser movido por las emociones como en el desarrollo occidental. Se trata de que uno sea capaz de ver la realidad como esta es. También de que uno perciba la impermanencia de absolutamente todas las cosas y la no existencia de un yo estable.

En el contexto budista la ecuanimidad es una de las cinco paramitas. En ese desarrollo se trata simplemente de vivir una vida que genere el menor sufrimiento posible para uno y todos, lo que es ni más ni menos que una manifestación de la ecuanimidad, un manual de referencia para evitar acciones que sabemos perniciosas: matar, robar, embriagarse, etc. La ecuanimidad entonces tiene un componente de sabiduría. Propone estar abierto a la experiencia y poder transitarla. Si hay dolor, poder abrirse al dolor con el corazón abierto, sabiendo que es lo que está presente, y con ecuanimidad transformarlo en sabiduría.

¿Cómo desarrollar la ecuanimidad en la meditación?


Como escriben Goldstein y Kornfield (1987): «La ecuanimidad es el poder de
experimentar los cambios en el mundo de la forma, de las sensaciones y de la mente mientras permanecemos imperturbablemente centrados»


Cuando uno presta una atención plena a la respiración por ejemplo, es capaz de observar los pensamientos que asoman en la conciencia. Entre pensamiento y pensamiento existe un espacio, una intermitencia. Si uno logra situarse en esa intermitencia, en ese espacio puede observar la reactividad natural de la mente. Al hacerlo, al poder ser testigo, podemos tomar una posición neutral, sin identificarnos con la mente. De esta manera podemos lograr ver ese pensamiento, su cualidad y la co- emergencia física y emocional.
De esta manera, podemos observar la reactividad y no identificarnos, no subirnos al tren del pensamiento. Es como si pudiéramos sumergirnos debajo de las olas de los pensamientos. Al interrumpir el proceso, si nos sostenemos en el no juicio podemos desarrollar una posición más equilibrada. Si somos capaces de aceptar la realidad entonces podemos ir generando ecuanimidad.

También hay meditaciones para desarrollar ecuanimidad. En este post de la página de bosque Theravada podemos encontrar una, y acá te comparto mi versión de la meditación de la montaña. Una meditación que pretende que puedas sostener el equilibrio ante las vicisitudes de la vida.

Conclusión

Habitualmente cuando se habla de mindfulness se habla de prestar atención al momento presente. Estar en el presente. Sin embargo esto no es suficiente. Recordarse estar presente es sólo la primera parte. La segunda parte y no menos importante es poder observar ese presente con aceptación y ecuanimidad. A partir de esa observación que cala profundo en el momento uno puede conectar con la realidad y conectar con la sabiduría.

Cuando en un curso o en una comunicación se habla de mindfulness, sin hacer el suficiente hincapié en la ecuanimidad o en la aceptación se desfigura su verdadero significado. No se trata de que el presente se muestre siempre de una manera agradable, pues eso no es real. El presente a veces es desagradable, a veces doloroso. Lo importante no es la cualidad (positiva o negativa- juicio) de ese momento sino la cantidad de ecuanimidad con el que logramos observarlo.

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