Sostener la práctica de meditación en el día a día- 5 consejos

Sostener la practica de meditacion

Sostener la práctica de meditación en el día a día es una de las cuestiones más complejas y difíciles de llevar a cabo. La mayor parte de las personas que participan en los entrenamientos en mindfulness (que suelen durar 2 meses) abandonan la práctica poco tiempo después. Cuando las personas disminuyen su ansiedad, o mejoran sus condiciones de vida, dejan a un lado la práctica.

Sin embargo, un tiempo después vuelven a aparecer las mismas dificultades y complicaciones. Entonces muy probablemente vuelvan a entrenar su atención. Este ir y venir con la práctica transforma a la misma en una técnica para ciertos momentos, tal cual una pastilla de medicación psiquiátrica y no en una filosofía de vida.

Lo ideal es que la práctica se transforme en parte de tu vida. Por eso en esta entrada quiero contarte 5 consejos que derivan de mi práctica y mi estudio, para poder sostener tu meditación en el día a día.

1-Sostener la práctica estructurando el día a día

Cuando hace 10 años me encontraba realizando una formación en mindfulness para terapeutas, recuerdo al docente preguntar tras la primera semana de práctica, quién había logrado meditar todos los días. Nadie había podido. Algunos incluso no habían podido meditar en toda la semana.
La principal razón que alegaban era el no haber tenido tiempo. En ese momento el docente afirmó algo que desde ahí siempre sostuve como bandera. «El tiempo no se tiene, uno se hace el tiempo«.

Si queremos realmente sostener una práctica de meditación habitual, tenemos que darle un tiempo en nuestra estructura semanal. Muchos quieren meditar en «el tiempito que les sobra«, pero a nadie le sobra el tiempo; mucho menos en esta época tan acelerada.

Es preciso entonces que podamos ordenar nuestras tareas asignándole un tiempo estimado por día o por semana, de acuerdo a nuestro interés. En mi caso personal, hace años que medito ni bien despierto. Generalmente pongo el despertador una hora antes del horario en que se despierta el resto de mi familia, y gracias a eso puedo destinar unos minutos diarios a una práctica sentada.

Hay veces que obviamente, por una razón u otra decido dormir, o que tengo que improvisar un cambio en el esquema. Pero en el 90% de los casos, medito por la mañana temprano.

Mi recomendación en este sentido es que hagas lo mismo. ¿Qué horario estás seguro, totalmente seguro, que vas a tener disponible para destinar a la práctica? No dejes este espacio cedido a la condicionalidad. «Si termino tal cosa medito un ratito«, o «antes de dormir medito un poco«.

2- Utiliza la práctica informal

La práctica sentada puede, por momentos, resultarnos tediosa y aburrida. Otras veces también puede despertarnos sensaciones de ansiedad o inquietud. No siempre se presenta como una situación en donde logramos relajarnos y aquietar nuestra mente. Es normal entonces que muchas veces no querramos meditar y nos distraigamos con cualquier gratificación rápida que encontremos por ahí.

Sin embargo cuando encontremos el poder que tiene la práctica no formal de la meditación, definitivamente vamos a querer dedicarle más tiempo. La práctica informal puede ser un motor para poder sostener la práctica en el día a día, ya que a partir de ella es probable que también empecemos a disfrutar cosas que antes no disfrutábamos.

Si cada vez que vamos a comer, lo hacemos lento y conscientemente, vamos a disfrutar más de la comida. Si al bañarnos prestamos atención al agua recorrer nuestro cuerpo, vamos a estar entrenando nuestra atención. Vamos a practicar y además vamos a disfrutar.

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Pero también podemos practicar con aquellas sensaciones no agradables. Todos los momentos del día pueden ser propicios para traer nuestra conciencia y estar entrenando nuestra atención plena.
También podemos usar recordatorios, alarmas programadas que nos permitan ubicar nuestra consciencia en el momento presente.

3- El refuerzo positivo

B. F. Skinner, uno de los teóricos clave de la orientación conductista, definió el reforzamiento como un tipo de aprendizaje basado en la asociación de una conducta con las consecuencias derivadas de esta.

En el aprendizaje por reforzamiento positivo se asocia la realización de una conducta con la obtención de una consecuencia agradable.

Ésta no tiene por qué ser un objeto, ni siquiera tangible; comida, sustancias, una sonrisa, un mensaje verbal o la aparición de una emoción agradable son susceptibles de ser entendidos como refuerzos positivos en muchos contextos.

No, no estoy diciendo que después de meditar te comas un chocolatito. De alguna manera, quienes tenemos una práctica diaria, nos repetimos internamente que la práctica es buena, útil y saludable. Así como alguien que decide realizar actividad física tambien entiende que eso puede ser bueno para su salud o para su condición estética, y se lo repite internamente.

En la tradición budista la práctica sólo es un complemento de una ética, de una filosofía de vida.
En mi caso particular sé que la práctica cambió mi vida en un 180%.

Antes de leer mi primer libro sobre mindfulness yo ya llevaba cinco años de práctica y en esos años había percibido muchos, muchos cambios. Había podido acompañar a mi viejo en sus últimos días y a una amiga que murió después de un accidente.
Internamente era otro, y me lo repetía una y otra vez. No olvidar para poder sostener.

4- La motivación genuina para sostener la práctica

¿Cuál es la motivación que tienen aquellas personas que dedican muchas horas a la práctica de meditación?

Desde hace más de 2500 años, muchas personas dedicaron tal vez más de 8 horas al día para sentarse a meditar y observar el cuerpo y la mente.
¿Qué puede llevar a una persona a querer estar en ese estado? ¿Qué estamos buscando en el día a día y qué queremos encontrar?

La motivación muchas veces la vinculamos a un objetivo, al logro de algo en particular. Otras veces afirmamos que nuestra meditación se basa en encontrarle sentido a las cosas, suponiendo que el sentido permanece en las cosas y no en nuestra interpretación.

Pero en el mundo de la meditación hablamos de motivación genuina o felicidad genuina. Este concepto refiere a que todos los seres buscamos ser felices. De una forma u otra queremos llegar a un estado de mayor plenitud, de mayor calma mental, o de mayor alegría.

En cualquier vida humana coexisten las sensaciones placenteras con las displacenteras y las indiferentes, la felicidad con el dolor y el hastío, incluso el dolor “evitable” con el inevitable. La mente, a menudo, crea sufrimiento innecesario anhelando lo que no existe o imaginando situaciones terroríficas que no son reales.

¿Se puede incluso ser feliz en situaciones de dificultad? ¿Hay algún tipo de felicidad que sea independiente de las circunstancias externas o, dicho de otro modo, de la suerte?

Cuando nos sentamos a meditar lo hacemos sabiendo que estamos desarrollando las semillas que generan felicidad y disminuyen el sufrimiento. Nuestra motivación es este estado interno de plenitud. Pero no sólo el propio, sino el de todos los seres. La motivación genuina tiene que ver con reconocer que no puedo sentirme plenamente feliz si el de al lado esta sufriendo.

Por lo tanto uno medita no sólo por uno mismo, sino por toda la humanidad.

5- Utiliza grupos de práctica

Meditar solo puede ser práctico en algunos momentos pues podemos elegir el momento, el tiempo, y otras particularidades. Meditar con audios también puede ayudarnos a mantener nuestro foco, y aparte a conocer un poco la dinámica de la práctica. Pero también es limitado. Hay momentos donde es difícil poder sostener la práctica o aparecen dudas o inconvenientes en la misma.

Por muchas razones, el desarrollo de la sangha es fundamental. La sangha es el grupo de practicantes que nos acompaña en nuestro desarrollo como meditadores. Usualmente hay una persona con más experiencia que nos guía o a quien podemos consultar por cualquier duda que podamos tener. La comunidad de practicantes no sólo nos recuerda nuestra interconexión sino que también funciona de refugio cuando nuestros días son difíciles.

Practicar con otros profundiza nuestra conexión con la meditación y puede también ser una fuente de motivación extra. Alguien también está esperándonos, alguien también cuenta con nosotros para realizar su desarrollo.

Es por eso que siempre recomiendo la posibilidad de formar parte de grupos que practiquen habitualmente. Podemos tomar cursos de 2 meses, en donde seguramente complementaremos con mucha información y la posibilidad de estudiar, pero también es necesario el grupo para poder sostener la práctica en el día a día.

Hay muchas razones por las cuales tener un grupo de soporte, de apoyo, puede ser una muy buena opción en este camino.

¿Vos formás parte de alguna comunidad de práctica? ¿Querés participar en alguna?

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